Para poder ver con mas detalle las áreas turísticas de la provincia , hemos dividido las misma en 4 circuitos bien definidos , ellos son:
El mapa provincial está cruzado por una ,muy buena red de caminos, las rutas troncales de la provincia son: la Nacional 38, la Nacional 9 y la Provincial 301.La Ruta Nacional 9 se introduce en Tucumán desde Santiago del Estero y luego de pasar por la capital sigue hacia el norte hasta la provincia de Salta.La Ruta Nacional 38 penetra por el límite en Catamarca, en la localidad de La Viña y cruza el territorio de la provincia por la llanura hasta la capital, pasando por las ciudades de Juan B. Alberdi, Aguilares, Concepción, Monteros, Famaillá y Lules.
La Ruta Provincial 301 se dirige al sudeste por Bella Vista y luego se transforma en Ruta 157 por Río Colorado, Simoca, Monteagudo, La Madrid, Taco Ralo, hasta el límite con Santiago del Estero en San Pedro de Guasayán. Otras carreteras provinciales vinculan la capital con el interior de la Provincia. La más significativa, desde el punto de vista turístico, es la 307 que conduce a los Valles Calchaquíes.
San Miguel de Tucumán es una ciudad cuya historia trasciende el territorio que actualmente ocupa, su nacimiento data del año 1565 y en aquel entonces se ubicaba frente a la principal salida de los cordones montañosos del Aconquija, posición estratégica que aseguraba la protección de los caminos que avanzaban por los llanos. En el 1600, el fraile Antonio Vázquez de Espinosa describió a la todavía joven ciudad como un lugar próspero de clima cálido y húmedo en el que se criaban mulas y ganado, se trabajaba el lienzo de algodón y en el que vivían 250 españoles. Treinta años después un levantamiento calchaquí terminó con la buena suerte de la ciudad; a esto se sumó un problema con la calidad del agua, a la que se atribuían gran cantidad de enfermos. Fue así como se autorizó desde España cambiar de lugar a San Miguel de Tucumán.
En 1685, se fundó nuevamente la ciudad en su actual ubicación. La mudanza llevó unos cinco años, recién entonces San Miguel de Tucumán se puso nuevamente en marcha. Importantes sucesos históricos tuvieron lugar en esta capital, quizás el más relevante haya sido la proclamación de la Independencia en 1816. Algunos edificios del pasado aun se mantienen en pie, tal es el caso de la Casa de la Independencia que sobrevivió a los embates y las restauraciones; a pesar de los constantes cambios que trajo consigo la modernidad muchas casas e iglesias antiguas encontraron su espacio en la capital de Tucumán, allí quedaron como testigos de la historia y se convirtieron en una invitación para todos aquellos que quieran descubrirla.San Miguel de Tucumán es una ciudad cuya historia trasciende el territorio que actualmente ocupa, su nacimiento data del año 1565 y en aquel entonces se ubicaba frente a la principal salida de los cordones montañosos del Aconquija, posición estratégica que aseguraba la protección de los caminos que avanzaban por los llanos. En el 1600, el fraile Antonio Vázquez de Espinosa describió a la todavía joven ciudad como un lugar próspero de clima cálido y húmedo en el que se criaban mulas y ganado, se trabajaba el lienzo de algodón y en el que vivían 250 españoles. Treinta años después un levantamiento calchaquí terminó con la buena suerte de la ciudad; a esto se sumó un problema con la calidad del agua, a la que se atribuían gran cantidad de enfermos. Fue así como se autorizó desde España cambiar de lugar a San Miguel de Tucumán.
En 1685, se fundó nuevamente la ciudad en su actual ubicación. La mudanza llevó unos cinco años, recién entonces San Miguel de Tucumán se puso nuevamente en marcha. Importantes sucesos históricos tuvieron lugar en esta capital, quizás el más relevante haya sido la proclamación de la Independencia en 1816. Algunos edificios del pasado aun se mantienen en pie, tal es el caso de la Casa de la Independencia que sobrevivió a los embates y las restauraciones; a pesar de los constantes cambios que trajo consigo la modernidad muchas casas e iglesias antiguas encontraron su espacio en la capital de Tucumán, allí quedaron como testigos de la historia y se convirtieron en una invitación para todos aquellos que quieran descubrirla.
El Centro Histórico de Tucumán
Este paseo tiene una duración aproximada 2 horas alrededor de la plaza de fundación, para conocer testimonios de tres siglos de historia. Se puede iniciar el paseo a la mañana desde la Casa del Turista , en Avenida 24 de Septiembre 484, frente a la plaza Independencia. Esta fue la residencia particular del gobernador Luis F. Nougués, es un "petit hotel" en estilo francés, el primero que se levantó en San Miguel de Tucumán, de Lanús y Hary. Cruce al frente a la Plaza Independencia .
Plaza Independencia
Según el modelo de las ciudades hispanoamericanas, abarca una manzana cuadrada que hasta mediados del siglo XIX fue plaza “seca” , es decir sin árboles, lo que permitía utilizarla para actividades militares, religiosas o comerciales. A partir de 1857, cuando todavía se llamaba plaza de la Libertad , comenzaron los cambios para transformarla en la actual plaza jardín.
Se la cercó con postes y cadenas, se plantaron naranjos formando dos filas en su perímetro, de tal modo que permitían el paseo en grupos, y se trazaron caminos diagonales. El centro estuvo ocupado por sucesivos monumentos hasta que, en 1904, se colocó sobré un alto basamento la estatua de la Libertad , obra de la escultora tucumana Lola Mora. El equipamiento de la plaza se completa con una fuente de bronce y un recuerdo trágico de las guerras civiles: el monolito que indica que allí, en 1841, «clavada en una pica estuvo la cabeza de Marco M. Avellaneda, animador del pronunciamiento tucumano de la Liga del Norte contra Rosas».
Lo más hermoso y refrescante es el abigarrado conjunto de árboles, representativos de la flora tucumana, cada uno con su nombre. Su vecindad con la Casa de Gobierno y con la Catedral transforman a la plaza en prolongación natural de los actos masivos. También la usan los paseantes o los vendedores ambulantes y los “actores” callejeros que la aprovechan con discreción. Al frente visite la Iglesia Catedral (MHN) .
Casa Historica de la Independencia (MHN)
La casa de la señora Francisca Bazán de Laguna fue el escenario del hecho histórico más importante ocurrido en la ciudad: la proclamación de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Es una típica casa de fines del siglo XVIII, organizada alrededor de un amplio patio principal. La fachada presenta en su centro la portada, el signo arquitectónico más famoso de la historia argentina .
En las numerosas salas del actual edificio funciona un Museo Nacional con un patrimonio museológico y bibliotecológico muy importante, destacándose la colección de muebles, platería y porcelanas del Gobernador Ernesto Padilla y la de documentos y libros donados por Miguel Alfredo Nougués.
Finalizando el recorrido por el Museo, se enfrenta la puerta al histórico salón donde sesionó el Congreso el 9 de julio de 1816. El extenso ambiente que vemos hoy, apropiado para instalar a todos los congresistas y abundante público, resultó de eliminar la pared que separaba dos habitaciones.
En 1817 el Congreso se trasladó a Buenos Aires y, a partir de entonces, sólo sabemos que en 1872 los herederos de la señora de Laguna vendieron la casa al Gobierno Nacional. Se remodeló la fachada y se instalaron oficinas judiciales y de Correos. Durante la segunda presidencia de Roca toda la casa fue demolida, salvo el salón de la jura.
En 1904 se inauguró un monumental pabellón vidriado construido en estilo francés, dentro del cual se conservaron las paredes y los techos de la sala. Finalmente, en la década del 40 el arquitecto Buschiazzo logró reconstruir completamente la casa basándose en fotografías de 1869 y en un plano que se conservaba desde 1875. Las obras fueron inauguradas el 24 de septiembre de 1943.
En los terrenos hacia el oeste se construyeron galerías de homenaje que conservan numerosísimas placas recordatorias, además de un patio de honores con los altorrelieves alegóricos a las dos principales fechas patrias, ambos creados en Italia por la escultora Lola Mora.
En la noche tiene lugar un Espectáculo de Luz y Sonido organizado por la Secretaría de Estado de Turismo de Tucumán, relata y teatraliza, durante una hora, los acontecimientos históricos vinculados con la declaración de la Independencia.
Retornando por la calle Congreso, en el N° 56 encontrará el Museo Histórico Provincial , Casa de Avellaneda (MHN)
Según la tradición, ésta fue la primera casa de dos plantas de la ciudad y en ella nació el Presidente Nicolás Avellaneda, Mandada a construir por el Gobernador José Manuel Silva hacia 1835, tenía un ancho igual al doble del que hoy vemos: al entrar imagine el patio duplicado hacia la derecha.
Desde 1976 alberga el Museo, con un rico patrimonio de más de 15.000 piezas que reflejan la historia provincial. Interesantes son las Salas del Patrimonio Arqueológico, con algunos objetos rescatados de las excavaciones realizadas en Ibatín, el original sitio de fundación de la ciudad, entre los que se destaca una valiosa jarra de plata labrada originaria de España y un pequeño crucifijo cusqueño, también de plata, del siglo XVIII. En la planta alta, la Sala Lola Mora exhibe los retratos de los gobernadores dibujados por la famosa artista. En otras salas se exponen una importante colección numismática, un dormitorio colonial, armas, vestimentas y objetos diversos del siglo XIX, una biblioteca especializada, un archivo documental y la valiosa colección del doctor Miguel Alfredo Nougués.
Desde la plaza y por la calle 24 de Septiembre, se tiene una amplia perspectiva de la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced
Iglesia de Nuestra Señora de la Merced
El actual edificio, de estilo neocolonial tardío, fue construido en 1950 gracias a una donación de Alfredo Guzmán, y reemplaza a la vieja iglesia de una nave, última de una serie de reconstrucciones ubicadas en el mismo solar . El interior, de tres naves, está decorado con pinturas de un realismo ingenuo que ilustran la batalla de San Miguel de Tucumán, ocurrida el 24 de septiembre de 1812 (el día de la Virgen ) pocas cuadras de la actual plaza en dirección sudoeste. El general Manuel Belgrano, un mes después y en plena procesión, entregó a la Virgen su propio bastón de mando, nombrándola general a de su ejército. En la iglesia se conserva la venerada imagen en el Camarín de la Virgen (MHN) , además de algunas banderas realistas tomadas en batallas posteriores y una extraordinaria y milagrosa imagen del Señor de la Salud , la más valiosa talla de la provincia, seguramente proveniente de un importante taller del Alto Perú.
Regresando a la plaza, recorra sus bordes este y norte entre la doble fila de naranjos paralela a las calles Congreso y San Martín. As' podrá inventariar cien años de arquitectura en San Miguel de Tucumán, comenzando con la misma Catedral neoclásica de 18471856. Sobre calle Laprida está el Centro Cultural doctor Alfredo Nougués , ex casa de Julio Cainzo, edificio académico francés construido en 1913, obra del arquitecto José de Bassols; actualmente alberga salas para exposiciones y conferencias. En la esquina de San Martín verá la imponente sede del Banco del Tucumán , obra académica del arquitecto Alejandro Virasoro (1930). En la misma intersección, frente al banco, se levanta el edificio racionalista La Continental , de Roca y Togneri, construido en 1940.
Siguiendo hacia la izquierda por la vereda de San Martín encontrará cinco interesantes edificios contiguos y contrastantes: la Federación Económica , ex casa de Ricardo Frías, neocolonial de 1924; el Hotel Plaza , de 1920, en estilo académico art nouveau; el Jockey Club , académico francés concluido en 1925; la Caja Popular de Ahorros , de 1939, edificio clásico monumentalista construido en mármol travertino, y el Cine Plaza (1944), de líneas clásicas expresadas en ladrillo. En la esquina noroeste de la plaza verá la Iglesia y Convento de San Francisco (MHN )
Iglesia y Convento de San Francisco (MHN)
La manzana en que se encuentra (Lugar Histórico Nacional) fue la que ocupó la Compañía de Jesús tanto en Ibatín como en la actual ciudad. Restos de antiguas construcciones jesuíticas han aparecido en excavaciones practicadas en la manzana y los objetos hallados se encuentran en el Museo Avellaneda. Luego de la expulsión de los jesuitas, los franciscanos se hicieron cargo del convento y la iglesia. Esta fue reemplazada por el actual edificio entre 1887 y 1891. También fue reconstruido el claustro en 1902, con un proyecto de Pedro Vozza que nunca se terminó.
El volumen de la iglesia, desde la plaza, muestra la fachada de estilo italiano sin torres y, más atrás, la cúpula azulejada sobre el crucero de la nave central. El interior, gracias a sus pinturas al fresco en tonalidades ocres y a sus altares dorados, logra una atmósfera magnífica, incluso con su iluminación artificial. Vale la pena asomarse al claustro, un jardín rodeado de una notable galería que ha quedado inconclusa y que permite apreciar la calidad constructiva con que fue realizada.
Casa de Gobierno
Fue construida entre 1908 y 1910 para servir de sede al Poder Ejecutivo Provincial, por encargo del entonces Gobernador Luis F. Nougués al ingeniero tucumano Domingo Selva. La composición simétrica de sus tres volúmenes unidos por dos alas es clásica, pero la escalinata y la doble rampa vehicular, la extravagante forma de sus tres cúpulas y el lenguaje modernista de su ornamentación la singularizan como una obra de vanguardia de principios de siglo.
A su lado se encuentra la casa más representativa de la arquitectura de estilo italiano de 1880, la Casa Padilla.
Casa Padilla
Es una típica «casa chorizo», es decir, de estrecho frente y fondo muy profundo, la Casa Padilla tiene 9 x 60 m y sus habitaciones se suceden, una a una, en la profundidad del terreno, dejando libres cuatro patios. Su fachada, de orden corintio muy ornamentado, incluye rejas de planchuela de hierro y puerta cancel realizada con la misma técnica. Su restauración parcial, en 1975, fue realizada por técnicos de la Universidad Nacional de San Miguel de Tucumán. Actualmente alberga una modesta colección de índole costumbrista
Se puede continuar el Paseo y en la esquina 24 de Septiembre, doblar a la derecha; en media cuadra encontrará el Museo Folklórico, instalado en la casa que fuera del Obispo José Eusebio Colombres, quien falleció aquí en 1859. Se le considera el iniciador de la industrialización de la caña de azúcar. Fue destinada a Museo Folklórico Provincial en 1943 y contiene trajes y diversas artesanías de. tela las «randas», como así también de cuero, metal y fibras vegetales, telares, utensilios domésticos rurales, etc. En temporada alta, en el fondo se sirven comidas regionales.
Vuelva a la plaza y doble a la derecha por calle 9 de Julio. A media cuadra encontrará el Museo Provincial de Bellas Artes
Museo Provincial de Bellas Artes
El edificio fue proyectado por el arquitecto belga Alberto Pelsmaekers en 1905 para sede del Banco de la Provincia de Tucumán. El año 1977 se le dio el destino actual, para el que resultó notablemente apropiado gracias a su gran espacio central de 20 x 20 m , enmarcado por 12 columnas de hierro fundido. La historia de la plástica tucumana, especialmente la pintura, está representada en sus colecciones, desde obras del siglo XIX como las de Ignacio Bas. pasando por la generación de Timoteo Navarro, Nieto Palacios y Lobo de la Vega , hasta las más recientes premiadas en los Salones Nacionales que se realizan anualmente. Incluye también importantes obras de artistas argentinos como Fioravanti, Quinquela Martín, Policastro, Alonso, Spilimbergo y Berni. El Museo suele realizar muestras temporarias que vale la pena visitar.
Para concluir este Paseo, avance por la calle 9 de Julio hacia el sur hasta el atrio de la Iglesia y Convento de Santo Domingo.
Iglesia y Convento de Santo Domingo
Los dominicos inauguraron el nuevo templo en 1884; es obra de los hermanos Agustín y Nicolás Cánepa, autores de otros edificios importantes como el Cabildo y la Catedral de Santiago del Estero. La fachada fue completada por el ingeniero Mai en 1905, con un par de pequeñas torres y un pórtico neomanierista.
El interior, de tres naves con crucero y cúpula, tiene equilibradas proporciones, una expresión ornamental muy austera y una excelente acústica, lo que la ha convertido en auditorio preferido para conciertos corales o de cámara.
Su claustro, donde funciona la Universidad Católica del Norte Santo Tomás de Aquino, merece un recorrido en el cual le será posible apreciar la hermosa composición de volúmenes de la iglesia, especialmente su cúpula azulejada.
Volver a la plaza y visitar algún café o confitería.
Plaza Independencia
La Plaza Independencia es una importante plaza argentina de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Se la considera el kilómetro 0 de la provincia de Tucumán y se encuentra rodeada de importantes edificios. En ella confluyen ciudadanos, turistas, comerciantes y espectáculos culturales. Las calles que la rodean son 24 de Septiembre al Sur, San Martín al Norte, Laprida al Este y 25 de Mayo al Oeste, esta ubicada en el centro de la ciudad abarcando aproximadamente una ha, fue enmarcada originalmente en 1685. En sus orígenes cumplió la función de Plaza de Armas hasta que, en 1857, fue transformada en un paseo público y es al día de hoy el más concurrido de la capital tucumana. Bastante densamente forestada, su vegetación interior está formada por lapachos, laureles, tarcos, palmeras y naranjos.
En su centro se encuentra la Estatua de la Libertad, importante escultura realizada en mármol por la escultora argentina Lola Mora, quien la construyó estando en Europa y la emplazó en ese sitio en el año 1904. En la década de 1970 la Plaza Independencia sufre una importante restauración, tomando su actual fisonomía, rodeada de veredas más anchas. También se encuentran en la plaza una fuente luminosa y una explanada, donde se realizan las presentaciones de la Orquesta Sinfónica de Tucumán.
Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación
Los cimientos de este edificio catedralicio datan de la fecha de la fundación definitiva de la ciudad de San Miguel de Tucumán en 1685, siendo durante mucho tiempo un humilde edificio de adobes con techo a dos aguas de "tejas musleras" manteniendo entonces algunos sencillos detalles del estilo barroco colonial hispanoamericano.
A mediados del siglo XIX, el gobierno de la provincia bajo el mando de Celedonio Gutiérrez, decidió construir un nuevo templo para sede de la Iglesia Matriz. Con este fin se confió el diseño y la dirección de las obras al arquitecto de origen vasco-francés Pierre Etcheverry (Pedro Etcheverry dado que se afincó en Argentina), quien concluyó el edificio con el aspecto actual. El nuevo edificio fue uno de las grandes construcciones religiosas en estilo neoclásico en el norte del país, lo que llamó la atención de viajeros y otros publicistas.
El nuevo templo fue consagrado el 19 de febrero de 1856, contando con la bendición del Vicario Fray Mamerto Esquiú.
Casa de Tucumán
La casa original fue construida durante la década de 1760 por el comerciante Diego Bazán y Figueroa, para ser otorgada como dote al matrimonio de su hija Francisca Bazán con el español peninsular Miguel Laguna. Este matrimonio tuvo extensa descendencia, y durante algún tiempo vivieron en la casa más de quince personas.
Era una edificación de estilo señorial, con una entrada de tipo zaguán, flanqueada por dos habitaciones, que dan a un primer patio, rodeado de habitaciones por sus cuatro costados. A continuación se hallaban tres salones principales, luego un segundo patio, para seguir un tercer grupo de dependencias, destinadas al personal de servicio. Fuera de las decoraciones aplicadas a paredes y aberturas, el edificio carecía de todo ornamento, con la única excepción de las molduras ubicadas a ambos lados de la puerta principal, representando columnas salomónicas.
En la época de la Revolución de Mayo, la casa pertenecía a los descendientes de Francisca Bazán, y era ocupada por Pedro Antonio de Zavalía, casado con Gertrudis Laguna y Bazán. Otro de los dueños habría sido Nicolás Laguna, otro hijo de Francisca Bazán. No ha quedado registro de la fecha en que esta casa fue alquilada por el gobierno revolucionario, que la ocupó como cuartel para oficiales y tropa, por lo menos en los meses que siguieron a la Batalla de Tucumán.
Permanecía en manos del Estado en concepto de alquiler cuando fue asignada para las sesiones del Congreso de Tucumán, que funcionó en ella entre marzo de 1816 y enero del año siguiente. Para la mayor comodidad de las sesiones, se derribó una de las paredes interiores que dividían dos de las tres salas ubicadas entre el primer y segundo patios; el salón así ampliado presenció la solemne declaración de independencia de la Argentina el 9 de julio de 1816.
La casa estaba edificada sobre la Calle del Rey. El Congreso decidió cambiarle el nombre a la misma, y le adjudicó el que hoy lleva, de Congreso.
Tras el traslado del Congreso a Buenos Aires, la casa fue destinada a diversos usos, y devuelta a sus propietarios en algún momento de la crisis conocida como la Anarquía del Año XX. Pasó a ser propiedad de Carmen Zavalía, casada con su tío Pedro Patricio Zavalía. Su estado parece haber sido ruinoso, por lo que los esposos Zavalía demolieron las construcciones del segundo patio, recontruyéndolas en un estilo más moderno.
Años más tarde, la casa albergaba a dos mujeres solteras, tataranietas de su primera propietaria. En 1869, con el objetivo de llamar la atención de las autoridades en la conservación del edificio, aprovecharon la presencia en Tucumán del fotógrafo Ángel Paganelli, para tomar algunas fotografías del mismo. Entre ellas, tuvo especial importancia una única fotografía del frente del edificio, que se muestra en estado bastante ruinoso, pero conservando en buen estado los detalles arquitectónicos. En la foto aparecen el conductor del carro que llevaba la máquina de fotos de Paganelli y su hijo, sentados frente a la casa.
En 1874, la casa fue definitivamente adquirida por el estado nacional, que la destinó a edificio de Correos, anexándole posteriormente el servicio de Telégrafo. El lugar fue sede de las primeras manifestaciones de conmemoración de la Declaración de la Independencia, que comenzaron durante los años 1880. En 1893 se realizó una conmemoración masiva, con representantes estudiantiles llegados de distintas provincias.
No obstante, el gobierno no realizó contribuciones al mantenimiento de la casa hasta el año 1903, en que se vio obligado a demolerla casi por completo, debido a su pésimo estado de conservación. Sobre la calle Congreso se edificó la sede de Correos de la Nación y la sede del Juzgado Federal de Tucumán, de estilo renacentista y coronado con las imágenes de dos leones acostados.
La única parte del edificio que fue salvada de la demolición fue el Salón de la Jura de la Independencia. En el año 1904, por orden del gobierno nacional, éste fue cubierto por un templete o pabellón de ladrillos, con abundantes estructuras de hierro y vidrio, de estilo Art Nouveau. En ese templete, el gobernador Ernesto Padilla presidió los festejos del primer centenario de la Declaración de la Independencia.
Museo Histórico Provincial Nicolás Avellaneda
Ubicada en calle Congreso 56, esta antigua casona también conocida como Museo Histórico Provincial fue construida entre 1836 y 1837 por el francés Pedro Etcheberry para residencia del gobernador José Manuel Silva. Fue sitio del natalicio de su nieto, Nicolás Avellaneda, presidente de la Nación Argentina entre 1874 y 1880.
Representa uno de los pocos edificios de esa época que se conserva prácticamente intacto. Es un ejemplo de la desaparición del estilo barroco y la invasión del neoclásico, con una arquitectura simple de decoración concentrada sólo en las rejas de los balcones. Se resalta una escalera de quebracho tallado que comunica con el piso superior.
“La casa de las cien puertas”, nombre con el que se la conocía, fue sede de numerosos acontecimientos sociales y políticos de la provincia y se la declaró Monumento Histórico Nacional en 1941.
Desde 1976, funciona allí el Museo Histórico Provincial Nicolás Avellaneda. Alberga once salas destinadas a exponer la historia de Tucumán desde su primera fundación en Ibatín (1565) y el traslado a su actual emplazamiento en La Toma (1685) hasta su posterior desarrollo social, político y económico. Jarras, armas, indumentaria, documentos, pucos y herramientas de uso agrícola son algunos de los elementos que conforman el patrimonio del museo.
Otro imperdible de la colección, es el legado de Lola Mora. La artista tucumana representó en trazos de carbonilla los rostros de veinticinco gobernadores que protagonizaron la vida política de la provincia y del país.
Iglesia de la Merced
La Basílica Nuestra Señora de la Merced, también llamada Parroquia la Victoria, es una Basílica Menor de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Este templo es importante en la provincia, por haber sido esta ciudad, el lugar donde se encuentra la imagen de la Virgen María, en su advocación como Nuestra Señora de la Merced, nombrada por el Gral. Manuel Belgrano como Generala del Ejército Argentino el 24 de septiembre de 1812.
Basílica de San Francisco en San Miguel de Tucumán
La Iglesia de San Francisco de San Miguel de Tucumán, se encuentra ubicada en la esquina conformada por las calles San Martín y 25 de Mayo, se ubica hacia el ángulo noroeste de la Plaza Independencia esto es, en pleno casco histórico de la ciudad; tal basílica ha sido la sede de la primera escuela franciscana. Fue construida en el año 1767. Fue remodelada entre los años 1879 y 1885.
En su interior se guardan objetos históricos como por ejemplo: la mesa donde se firmó el acta de la Independencia de Argentina, la primera bandera nacional argentina enarbolada en Tucumán, el 8 de octubre de 1812, el altar mayor que fue realizado por indígenas de Misiones.
Frente al altar se encuentra enterrado Monseñor José Agustín Molina, que fue prosecretario del Congreso de Tucumán en 1816. En unas de las alas del convento tuvieron su alojamiento y enfermería las tropas de Manuel Belgrano luego de la Batalla de Tucumán.
Casa de Gobierno de Tucumán
La Casa de Gobierno de Tucumán es un monumento histórico nacional y sede del gobierno provincial de Tucumán, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, Argentina.
A comienzos del siglo XX, la provincia de Tucumán carecía de edificios de importancia, siendo la más poblada y poderosa en el Noroeste argentino. Para remediar esa falta y para impulsar la renovación urbana y el desarrollo en la ciudad de San Miguel, el gobernador Luis Nougués impulsó la construcción de un palacio de gobierno que reemplazara al cabildo de los tiempos coloniales, que era todavía utilizado como sede de la administración provincial. Además, alojaba la casa de justicia y una pequeña cárcel.
El Gobernador encargó al ingeniero porteño Domingo Selva el diseño, para el cual se eligió una combinación arquitectura ecléctica de barroco francés con toques italianizantes y algunos adornos art nouveau. Luego de la demolición del Cabildo, se adquirieron las dos propiedades vecinas, y la construcción comenzó en 1908. El nuevo edificio fue inaugurado el 9 de julio de 1912 por el Gobernador José Frías Silva y el Presidente Roque Sáenz Peña, aunque comenzó a habilitarse dos años antes.
Casa Padilla
En el corazón de la ciudad, frente a la plaza principal, se encuentra este hermoso caserón que perteneció a Don Ángel Padilla y su mujer Lastenia Frías, familia tradicional de Tucumán. Se construyó hacia 1860 y es uno de los exponentes más notables de la arquitectura italianizante de la época, con pilastras de orden corintio, molduras vegetales y arcos de medio punto. Representa lo que se conoce como “casa chorizo” con 15 habitaciones que rodean cuatro patios sucesivos y con un típico aljibe en el segundo. Las paredes de este caserón fueron testigos de más de un siglo de historia. En sus inicios, la casa fue dividida en dos, quedando actualmente sólo el lado “norte”. Desde el año 1976 funciona como museo.
La colección, abarca piezas de arte decorativo, arte oriental, elementos originales de Europa, Oriente y Egipto, óleos de importantes pintores como Molenaer, Castiglioni o Falcucci; además, muebles pertenecientes a Don Ángel Padilla y otros importantes personajes de la historia tucumana. En el año 2001 fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Iglesia Santo Domingo
También conocida como Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario, se encuentra en calle 9 de Julio 165 y fue inaugurada en el año 1884. Tiene una fachada neoclásica con reminiscencias italianizantes que la han convertido en una de las iglesias más lindas del noroeste argentino.
En su interior se conservan interesantes piezas como el Cristo Yacente, una escultura colonial del Alto Perú del siglo XVIII; la imagen de la Virgen Nuestra Señora del Rosario del siglo XVI; la imagen de Santo Tomás de Aquino de la escuela española del siglo XIX y un antiguo órgano aún en uso. En la entrada al templo se encuentran las estatuas de los congresales Fray Justo Santa María de Oro, diputado por la provincia de San Juan en el Congreso de Tucumán de 1816 y Fray Manuel Pérez.
En 1942 Pío XII le otorga el título de Basílica Menor, siendo la primera en nuestra provincia que posee tal distinción. El antiguo convento quedó adosado a la iglesia por el lado norte de la misma. Actualmente, funciona allí la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino.
El Paseo automovilístico más atractivo por los cerros tucumanos: atraviesa la zona residencial más elegante, teniendo el primer contacto con la selva tucumana y visitando un Ingenio Azucarero.
Son 80 km de pavimento con 20 de ellos por camino de cornisa. Posibilidad de picnic en «el cerro», almuerzo en San Javier, merienda en Villa Nougués. Combustible en San Miguel de Tucumán y Yerba Buena. Tener presente que, al ascender hasta los 1.200 metros , la temperatura es siempre unos grados más baja que en la ciudad. Como en todos los Paseos por los cerros, en verano es conveniente llevar repelente para insectos.
Salga de plaza Independencia por San Martín hacia el oeste. Atravesará la zona comercial y bancaria de la ciudad. A seis cuadras de la plaza la calle se corta contra la Estación de Ferrocarril de la línea General Belgrano. Allí llegó en 1876 el primer convoy ferroviario, en el que viajaba para inaugurarlo un tucumano notable: el Presidente Nicolás Avellaneda.
Haga una cuadra hacia la izquierda y doblando nuevamente a la derecha, tome la Av. Mate de Luna, trazada y arbolada a principios de siglo, como eje este-oeste de la ciudad por el que se llega hasta «el cerro». Pase bajo el puente del ferrocarril, dos cuadras más adelante llegará al cruce de avenidas. Gire a la izquierda dos cuadras y media, y luego a la derecha por el pasaje José María Gutiérrez: llegará al portón de entrada del Museo Miguel Lillo.
Museo Miguel Lillo
En el Instituto y Facultad de Ciencias Naturales, rodeados por un bosque con ejemplares de la flora regional que se extiende por toda la manzana. A la izquierda del acceso se encuentra la tumba de Miguel Lillo, sabio autodidacta que en 1930 donó su propiedad, su biblioteca, sus colecciones botánicas y zoológicas, y dinero en efectivo a la Universidad. Con todo ello se creó la Fundación Lillo , soporte académico del Instituto y del Museo. Cerca de la tumba se ven las esculturas de Lorenzo Domínguez que representan La Flora y La Fauna.
El Instituto está organizado en tres departamentos: Botánica , Zoología y Geología .
El núcleo principal del museo está constituido por dos grandes salas dedicadas a biología, geología y paleontología. Estas muestras didácticas se complementa con la exposición a cielo abierto que constituye el jardín botánico de la institución y en donde se destacan las especies más representativas de la selva tucumano-boliviana.
Iniciada originalmente a partir del aporte de los volúmenes de Miguel Lillo. Cuenta hoy con 132 900 libros y 4250 títulos en su hemeroteca. Recibió su nombre actual en 1970. En ella se encuentran obras de gran valor académico escritas por destacados botánicos del mundo, como Linneo, Lamark, Martius, Humboldt, Amadeo Bonpland y otros.
El Museo evoca la vida del naturalista tucumano Miguel Lillo. A través de diferentes salas se contextualiza sus antecedentes, obras y continuadores. La construcción del mismo se realizó en dos etapas: la restauración de la casa en donde vivió Lillo y la instalación museográfica.
En el recinto en donde se trata la temática de Paleontología, se pueden observar esqueletos de mamíferos de gran porte que datan de hace 10.000 años, como el tigre Diente de Sable o el Gliptodonte.
Para finalizar el recorrido, en las últimas salas se pueden apreciar las diferentes Regiones Biogeográficas del noroeste argentino en su estado natural: región chaqueña, pedemontana, selva nublada, bosque montano, prepuna, monte, puna y altos pastizales con su flora y fauna. Cada uno de los paisajes reproduce los sonidos característicos de la región, gracias a tecnología de última generación.
El Museo Lillo de Ciencias Naturales cuenta con modernas instalaciones que apuntan a la inclusión de los visitantes: aros para hipoacúsicos, rampas, videos en lenguaje de señas, textos en Braille e instalaciones adecuadas para todo tipo de público. El Museo es el primero del país y de Latinoamérica en incorporar un “piso interactivo”, una de sus mayores atracciones, mediante la cual chicos y grandes “aprenden jugando”. El piso, de unos 15 metros cuadrados, utiliza cuatro softwares que se proyectan en el suelo y permiten visualizar y ser parte de diferentes escenas como observar huevos de dinosaurios y colocarlos en un nido o caminar sobre arena y descubrir restos de fósiles.
Su biblioteca es pública como todas las del plantel universitario y una de las mejores del país en su especialidad; cuenta además con la importante biblioteca de Ernesto Padilla. El museo es didáctico y tiene dos áreas complementarias: la de Zoología, con excelentes colecciones de aves y mamíferos, y la de Geología y Paleontología, con animales prehistóricos de cemento, que puede visitar en el parque.
Al salir, tome la calle Miguel Lillo, haga dos cuadras hacia el norte y retome la Av. Mate de Luna hacia el oeste pasando frente al Parque Nicolás Avellaneda
Parque Nicolás Avellaneda
Hermosamente arbolado en cuatro manzanas paralelas a la avenida, contiene algunos bares, un parque de diversiones y una curiosa pileta pública rodeada por una glorieta. A una cuadra hacia el norte, por la calle Asunción, está el Cementerio del Oeste, el más antiguo y tradicional de la ciudad, inaugurado en 1872.
Desde el parque hacia el oeste comienza la típica forestación de jacarandás, lapachos y tipas y la edificación se hace más baja y espaciada, con carácter suburbano. Al llegar al 4100 de la Av. Mate de Luna, a 6,5 km desde la plaza, a mano izquierda está el Parque o Quinta Guillermina
Parque o Quinta Guillermina
Hoy bautizado «Parque Batalla de Tucumán Recuerda a Doña Guillermina Leston de Guzmán, quien donó su casa de descanso un pintoresco proyecto art decó del arquitecto José Graña, rodeada por amplias lomas surcadas por un pequeño arroyo y estupendamente cubiertas con numerosas especies arbóreas locales y exóticas. Es posible atravesarla por un camino enripiado y, pese a no tener gran infraestructura, es ideal para picnic y muy concurrida los fines de semana.
Avanzando un km por Av. Mate de Luna (km 7,5), llegará al cruce con el Camino del Perú que indica el lugar de la antigua ruta al Alto Perú. Alli se levanta el Cristo, que marca el comienzo del municipio de Yerba Buena. La avenida cambia su nombre por el de Av. Aconquija. A medida que continúa ascendiendo suavemente hacia el oeste, el paisaje varía: las casas tienen jardines cada vez más amplios y la arboleda se hace más alta y continua.
En km 10, al sur de la avenida se encuentra el casco antiguo de Villa Marcos Paz
Villa Marcos Paz
Fundada como villa veraniega a principios de siglo, en tres cuadras alrededor de la plaza y de la iglesia se levantan valiosas residencias construidas en estilos representativos de casi todo el siglo. En la Av. Aconquija se extiende el centro comercial que incluye todo tipo de negocios. En caso de planear un picnic conviene efectuar aquí el aprovisionamiento en alguno de los supermercados.
A esta altura del itinerario la sierra de San Javier se muestra con toda imponencia. Al llegar al km 12, en el cruce con Saavedra Lamas, puede doblar hacia el norte; cuando se termina el pavimento gire a la izquierda y, luego de 3 km , encontrará la Reserva de Flora y Fauna de Horco Molle
Reserva de Flora y Fauna de Horco Molle
Pueden observarse, con visitas guiadas, ejemplares de la fauna regional viviendo en un medio natural. Volviendo a la avenida, en km 13 rodee una gran rotonda y continúe hacia el oeste comenzando la subida por la zona denominada El Corte. Luego de cruzar el río Muerto, comienza paulatinamente el ascenso al cerro y el contacto con la exuberante vegetación subtropical que justifica la caracterización de San Miguel de Tucumán como el "Jardín de la República ".
En el km 15, a partir de la Comisaría de El Paraíso, se sumergirá en el bosque de laureles, molles, tipas, lapachos y jacarandás, y comienza el camino de cornisa. con numerosas curvas cerradas sin visibilidad. Maneje con precaución, tocando bocina. En el km 17 encontrará el primer balcón, con buena vista de la ciudad de San Miguel de Tucumán, de Tafí Viejo hacia el norte y hacia el sur de San Pablo con su ingenio. En este lugar está sepultado el escritor tucumano Pablo Rojas Paz. Otro balcón mirador se encuentra en el km 20, con asador y mesas para picnic. A lo largo de la subida hay varios lugares con asadores, mesas y bancos, ocupados los domingos por una animada concurrencia.
Pasando el km 23, a más de 1.000 m .s.n.m., comienza a cambiar la vegetación haciéndose más rala. En el km 25, se llega a Anta Muerta ( 1.250 metros ) y la ruta se divide en dos: hacia el norte comienza la RP 340 que baja luego al valle de la Sala , y hacia el sur continúa la RP 338 subiendo hacia Villa Nougués. Tome a la derecha unos 500 m hasta llegar al pie del Cristo Redentor
Cristo Bendicente
Figura de escala descomunal pero apropiada para el lugar: la cumbre del cerro. Inaugurada en 1942, es obra del escultor tucumano Juan Carlos Iramain, fallecido en 1973 y enterrado al pie del Cristo. De noche; y al estar iluminada, por su tamaño la escultura es visible desde la ciudad de San Miguel de Tucumán. Vale la pena subir las escaleras hasta la base del Cristo para disfrutar de la hermosa vista panorámica , si no lo impiden las nieblas o la humareda de los ingenios.
Continuando hacia el norte, la ruta ondula por entre las lomadas de la villa veraniega de San Javier. Al borde de una pequeña laguna artificial, se ve la gran estructura abandonada de un edificio de la Ciudad Universitaria de San Javier (1946). De este gigantesco proyecto, según el cual se trasladaría la U.N.T., para construir aquí un "campus", sólo se terminaron de edificar las 33 viviendas a las que llegará en el km 31. Vuelva por mismo camino hasta el Cristo y continué hacia el sur, unos metros antes del empalme con la RP 338 está el Club Sol , lugar ideal para almorzar.
Prosiga por la RP 338 que va subiendo suavemente entre tomadas; sin ser camino de cornisa, tiene algunas curvas cerradas en las que debe manejar con precaución. En el km 47, encontrará señalizada la primera entrada al Goff Club de Villa Nougués. Le proponemos detenerse para disfrutar la hermosa vista hacia el oeste. En km 50 llegará a Villa Nougues
Villa Nougues
Esta villa veraniega fue comenzada en 1899 cuando el ingeniero Luis F. Nougués construyó su casa en tierras de su familia, que eran una extensión del Ingenio San Pablo que se encuentra a sus pies. Poco a poco, Nougués regaló o vendió a parientes o amigos porciones de tierras cercanas a su casa donde se fueron levantando las viviendas. De esta forma se completó un conjunto residencial veraniego de importancia. Recién en 1908 se construyó un camino, que unía la villa con el ingenio. Más tarde, se agregaron la pintoresca capilla, ornamentada con un tríptico que refleja la Adoración de los Pastores pintado por fray Butleren 1921, y también la vecina hostería que funciona hasta hoy. Dispone de un bar restaurante donde puede disfrutar de un buen café con repostería casera.
Al salir de la villa, comienza el descenso por camino de cornisa. En varios puntos hay «balcones» con buenas vistas hacia el llano y en algunos de ellos mesas y bancos donde merendar. En el km 62 termina el camino de montaña y comienza el área del cultivo de la caña de azúcar.
En km 65 hay un cruce de rutas: continuar a la derecha por un camino de ripio bordeado de plátanos que, después de 200 m , desemboca en el Ingenio San Pablo
Ingenio San Pablo
Este Ingenio es uno de los conjuntos de una fábrica y su pueblo azucarero más interesantes del norte argentino, fue fundado en 1827 por Juan Nougués y hasta hace poco tiempo, cuando la fábrica todavía estaba activa, el pueblo tenía 4.500 habitantes, de los cuales 2.000 eran empleados del ingenio. Se construyeron 1.300 casas de mampostería, una iglesia, un hospital, baños públicos, escuela primaria, biblioteca, centro social y área de deportes.
El corazón del pueblo está ocupado por la gran fábrica y las viviendas de los empleados. La casa de la familia Nougués está en el centro de un hermoso parque, probablemente diseñado por Carlos Thays. Vale la pena recorrer la avenida central del pueblo, orillada de eucaliptos y de las viejas casas de los obreros con sus galerías al frente, pobladas de numerosas plantas.
Rehaga el camino para salir de San Pablo. Tome hacia el norte la RP 339 que le lleva a Yerba Buena por una avenida bordeada con una estupenda doble línea de plátanos que, sumada a la visión próxima del cerro y los surcos de caña a ambos costados, hacen de éste un tramo especialmente atractivo. A medida que se acerca a zonas más pobladas, aparecen cultivos de hortalizas.
En km 69 comienza la zona urbanizada y 800 m más adelante, a la derecha, está la entrada del Golf Club de Yerba Buena , con bar restaurante y Country Club. En km 72, se llega al «Mástil» en la intersección con la Av. Aconquija que, hacia la derecha, lleva directamente a la ciudad de San Miguel de Tucumán por la misma ruta por la que salió. En la zona comercial de Yerba Buena puede comer en alguno de los lugares que, en verano, permiten disfrutar de varios grados menos que en el centro. El área presenta gran animación: nocturna durante los fines de semana.
Museo Miguel Lillo de Ciencias Naturales
El Museo Miguel Lillo de Ciencias Naturales ofrece al visitante un viaje multisensorial e interactivo por la flora y la fauna del noroeste tanto de nuestros días como aquella que pobló la región hace más de 200 millones de años.
Una de sus salas cuenta con una muestra de la amplia colección de insectos, mariposas, abejas, hormigas, escarabajos y varios ejemplares de distintas especies de arácnidos que almacena la FML.
Parque Avellaneda de Tucumán
El Parque Avellaneda de Tucumán está ubicado en la zona oeste de la capital tucumana. Es el parque más pequeño de la ciudad contando con tan solo 4 manzanas principalmente sobre la Avenida F. Mate de Luna.
Este parque es muy conocido ya que al norte del mismo se encuentra el Cementerio del Oeste de Tucumán, donde están las grandes personalidades de Tucumán. Según el diario La Gaceta, este cementerio es el tercero más importante arquitectónicamente de Argentina.[cita requerida] En este parque se puede encontrar un anfiteatro, que en los 1960-70 era una piscina pública, también se encuentran en el predio un restaurante y un área de juegos y atracciones mecánicas,entre ellas Calesita, Gusano loco, autos chocadores, bungee jumping, barco pirata, etc, además de actividades recreativas infantiles. El parque pese a ser relativamente pequeño cumple muy bien sus funciones de pulmón verde urbano ya que al ubicarse en medio de un área dénsamente urbanizada su abundante forestación aporta oxígeno y reparo natural bajo la luz del Sol.
Su nombre recuerda a la célebre familia tucumana de los Avellaneda que se destacó en Marco Avellaneda y en Nicolás Avellaneda (el segundo fue uno de los más importantes presidentes argentinos del s. XIX).
Saliendo de San Miguel de Tucumán hacia el norte por Av. Siria, empalmamos con ruta nacional N°9 (autopista). A 20 km, tras haber recorrido una zona cubierta de plantaciones citrícolas, nos desviamos a la derecha (ruta provincial N° 347) para llegar al Dique Celestino Gelsi, en la zona del Cadillal, departamento de Burruyacu.
Dique El Cadillal
El Dique El Cadillal, oficialmente Dique Celestino Gelsi, es una presa de embalse ubicado sobre el río Salí, en la provincia de Tucumán, unos 21 km aguas arriba de la ciudad de San Miguel de Tucumán.
El embalse resultante, de 1283 ha de extensión en su altura máxima, es el espejo de agua más grande de la provincia de Tucumán, excepción hecha de la superficie que le corresponda a ésta del Embalse de Río Hondo, compartido con Santiago del Estero.
Es un importante centro recreacional, muy popular entre los habitantes de la capital provincial. La villa turística de El Cadillal cuenta con amplios servicios para el descanso y los deportes acuáticos. Una aerosilla ubicada en las inmediaciones permite apreciar mejor el paisaje circundante.7 Un catamarán turístico navega el espejo de agua.
En la villa se puede visitar un museo arqueológico y una réplica de un museo griego al aire libre. Desde allí se pueden hacer recorridos turísticos en zona de selvas, y el Viaducto El Saladillo, hecho con cinco millones de ladrillos en 1881, y por donde circularon los trenes hasta 1927 cuando fue reemplazado por un viaducto metálico.
En el embalse se puede practicar también la pesca, especialmente de pejerreyes, protegidos por vedas que impiden su depredación
Retomando al ruta N° 9, unos kms más adelante, podemos desviarnos hacia la ruta provincial N° 341 para llegar a la villa veraniega de Raco y al Siambón, donde encontramos el monasterio de los monjes benedictinos.
El Siambón
Esta zona es una enorme alfombra verde en la que se elevan cerros de diferentes alturas y de tonalidades soñadas dan la bienvenida a El Siambón, un pueblo en el que se combinan las delicias del paisaje, una historia que persiste y una paz poco común. En El Siambón, hasta el aire que se respira es diferente: un olor a campo invita a recorrer la villa veraniega en cualquier momento del día, con temperaturas más que agradables.
Desde San Miguel de Tucumán, se puede llegar a través de la Ruta Nacional Nº 9 para empalmar luego de 27 kilómetros con la Ruta Provincial Nº 341. Desde allí, se recorren aproximadamente 30 kilómetros más hasta llegar a El Siambón.
En turismo, la visita obligada es el Monasterio de Cristo Rey, perteneciente a la Orden de los Benedictinos fundado en 1956. Desde aquel entonces, la villa, era propicia para una vida ideal de oración y trabajo de aquellos jóvenes monjes que se iniciaban con optimismo. La abadía posee una arquitectura particular, construida con piedras del lugar en la cumbre de una alta lomada. El turista podrá conocer su historia, asistir al templo y degustar los dulces regionales que realizan los monjes desde hace décadas. Famosos por la producción de sus licores, jaleas, dulce de leche, miel, como así también por los productos cosméticos y fitoterápicos. Todos ellos llevan su característico sello distintivo de lo local.
Monasterio de Cristo Rey
Esta ubicado a 60 kms. de la ciudad de S. Miguel de Tucumán, con 30 Kms. de camino de tierra, el aislamiento en que se encontraba El Siambón en aquel entonces, la belleza del lugar y la sencillez de sus habitantes diseminados por valles y montañas, lo hacía lugar ideal para la vida simple de oración y trabajo de aquel grupo de jóvenes monjes que iniciaba con optimismo y entusiasta ilusión la vida monástica en el Noroeste argentino. En los próximos cuatro años, en vistas a la preparación del cincuentenario, no faltará oportunidad de hacer memoria de la historia vivida. El Concilio Vaticano II con todo el oleaje de renovación lo agarró casi en su niñez-adolescencia. Tendrán que pasar todavía varios años para que el historiador pueda evaluar el proceso a veces doloroso, de evolución. No se puede ser cristiano, no se puede ser monje sin aceptar compartir los sufrimientos y la muerte de Jesús para poder compartir su resurrección. Los primeros monjes tuvieron que hacer un poco de todo; además de vivir lo esencial de la vida monástica.
Villa Raco
La villa de Raco está enclavada en un valle en el cual la sierra de San Javier logra su máximo esplendor, a unos 1100 metros sobre el nivel del mar y a 55 km al noroeste de San Miguel de Tucumán. La zona residencial se halla rodeada de sinuosas colinas de impactante verdor y majestuosidad, salpicadas de antiguas casonas de singular belleza, logrando un conjunto digno de tarjeta postal.
Si bien en el pasado fue un privilegiado lugar de descanso veraniego de la burguesía tucumana, actualmente —junto a la vecina localidad de El Siambón— se ha convertido en un importante destino turístico que ofrece actividades como mountain bike (allí se lleva a cabo cada mes de agosto el Campeonato de Mountain Bike Transmontaña, uno de los más relevantes de Sudamérica), trekking, cabalgatas, golf, pato, etc.
Raco brinda un amplio abanico de actividades para el visitante, entre ellas destacan:
San Pedro de Colalao
Perteneciente al departamento de Trancas, esta villa veraniega se ubica a 93 km hacia el noroeste de la Capital y a 1.087 mts sobre el nivel del mar. Ofrece para el turismo varios hoteles y pensiones y un clima cálido durante el día que permite disfrutar de las aguas de los ríos Tacanas y Las Tipas; las noches son frescas, ideales para el descanso o para frecuentar alguno de los restaurantes y confiterías que hacen las veces de lugar de encuentro para los veraneantes.
Salimos de San Miguel de Tucumán por ruta nacional N° 38. Pasamos por las ruinas jesuíticas de San José de Jesús del Monte de los Lules (lugar de interés histórico), Famaillá, Acheral, Monteros, hasta llegar a la ciudad de Concepción.
Desde allí podemos tomar por ruta provincial N° 365 hacia Alpachiri y Cochuna. En esta zona de selva subtropical se puede realizar turismo de aventura y trekking. También aquí podemos conocer la Laguna del Tesoro y el yacimiento arqueológico de la Ciudacita.
Volviendo por la misma ruta a la ciudad de Concepción, bajamos luego por ruta nacional N° 38 para empalmar con la ruta provincial N° 308 que nos lleva directo al Dique Escaba. Lugar de inusual belleza y paisajes selváticos. Pesca, deportes náuticos, trekking. Regresamos por ruta nacional N° 38 hasta Famaillá, para tomar la autopista que nos llevará a San Miguel de Tucumán.
Capilla de San Ignacio de Loyola
Construida entre 1746 y 1757, perteneció a una reducción jesuítica que fue la primera que fabricó azúcar en la provincia. Está emplazada en un sitio elevado, y ocupa el centro del cementerio de San Ignacio, en el departamento de Graneros, al sur de la provincia.
Posee una singular "fachada telón", apenas calada por las pequeñas aberturas del campanario, el portal de acceso y la ventana del coro. Se trata de un paño único, generado por la unión del frontis triangular y la espadaña con el frente plano por el que se accede al edificio. El sector que pertenece a la nave ha sido enfatizado por encima de la cornisa superior, con el agregado de elementos que forman un frontón muy simple. La espadaña culmina a su vez en un pequeño volumen cuya forma resulta de la combinación de curvas y contracurvas. La capilla, a la que se ingresa a través de un espacio de poca altura marcado por el entrepiso del coro, es de nave única, con paredes lisas desprovistas de ornamento. En su interior se conservan ejemplos de arte religioso de alta calidad, como las imágenes de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y la Inmaculada Concepción, por cuyas características se supone hayan sido obra de los aborígenes que habitaban las misiones jesuíticas.
Ruinas de la Ciudacita
Los estudios realizados demuestran que las ruinas representan el extremo sud del imperio incaico. Consisten en recintos construidos de manera escalonada sobre el filo de la montaña, a partir de un campo ceremonial denominado en el lenguaje inca “Kalasasaya”, rectángulo de 40 metros de ancho por 60 metros de largo. La obra impresiona por el tamaño de la superficie y la calidad del trabajo realizado con piedras lajas de color grisáceo. Las pircas tienen una altura de un metro y se observan los destrozos realizados por el paso del tiempo y la acción de guanacos y otros mamíferos.
Hacia el este, se accede hacia otro grupo de recintos y luego el camino continúa ascendiendo, ya hacia el oeste, en busca del Portezuelo de Los Campos Colorados que tiene casi la misma altura de las ruinas. Luego de traspasarlo, el camino desciende en dirección a Ampajango, provincia de Catamarca.
Es evidente que el pueblo se construyó en ese lugar dado a que tiene una visión abierta de la zona y también para establecer relaciones con los hombres del llano. Estas ruinas, por su técnica constructiva, tienen relación directa con las ruinas de la antigua Fortaleza del Campo Pucará, en el valle de Las Estancias. Estas poblaciones fueron desocupadas hacia mitad del siglo XVII, al terminar la segunda guerra calchaquí. Los conquistadores españoles realizaron cabalgatas para erradicar la población indígena y ubicarlas en las encomiendas del bajo tucumano donde las obligaban a trabajar en la agricultura.
Desde San Miguel de Tucumán por Av. Roca y en dirección sudoeste por la ruta N° 38 pasamos por las ruinas de San José de Jesús del Monte de los Lules, convento jesuítico de alto valor histórico.
Siguiendo al sur arribamos a Acheral y desde allí, torciendo al oeste, tomamos la ruta provincial N° 307 para ascender hasta los Valles Calchaquíes. El camino es de montaña y con frondosa vegetación, a mitad de camino conoceremos el Monumento al Indio (1.100 mts de altitud).
Luego llegamos al Parque de los Menhires que se constituye en un testimonio histórico de magnitud, a la vera de este parque se extiende el Dique La Angostura. Pesca, deportes náuticos, etc.
Podemos desviarnos a la izquierda para conocer El Mollar, sencillo y desordenado pueblito de montaña. Luego continuamos por ruta N° 307 para alcanzar la villa de Tafí del Valle. En este centro turístico además de visitar la Capilla Jesuítica de la Banda y las queserías, podemos disfrutar de cabalgatas, montañismo, trekking, enduro, deportes convencionales, etc.
Por la misma ruta y en dirección sur podremos llegar al Infiernillo, uno de los más altos pasos de la montaña tucumana (3.040 mts de altitud). Varios kms. más adelante abordaremos las instalaciones del observatorio astronómico de Ampimpa, desde allí y a pocos kilómetros nos espera Amaicha del Valle, de un microclima único y donde podemos disfrutar de artesanías, tapices, museos, etc.
Tomando la ruta N° 357 podemos visitar las ruinas de Quilmes donde también existe un museo arqueológico, de allí por ruta N° 40 y luego de recorrer 36 kms. llegamos a Colalao del Valle. Cultivos de vid, ruinas arqueológicas de El Pichao. Desde este punto podemos optar por continuar el viaje hacia Cafayate en Salta, o retornar a San Miguel de Tucumán.
Amaicha del Valle
Amaicha del Valle es una comunidad indígena del pueblo calchaquí que fundamenta su condición de tal invocando la Cédula Real de 1716, ya que los calchaquíes de la tribu amaicha no adhirieron a las guerras calchaquíes contra los españoles. Como Comunidad Indígena, tiene sus instituciones ancestrales, tales como el Cacicazgo y el Consejo de Ancianos. También tiene un extenso territorio que, en la actualidad cubre desde el Abra de El Infiernillo, continuando por las Cumbres Calchaquíes hacia el Norte, hasta el cerro Pabellón y, en dirección Oeste, hasta la ribera este del Río Santa María. El estado de la provincia de Tucumán tiene presencia en el territorio Amaicha a través de diversas instituciones, entre otras la Comuna Rural de Amaicha del Valle. Está ubicada en el departamento Tafí del Valle, en el noroeste de la provincia de Tucumán, Argentina, a 164 km de la capital provincial, San Miguel de Tucumán y a 57 km de la cabecera departamental Tafí del Valle.
Museo Pachamama en Amaicha del Valle
El Mollar
Muy cerca de Tafí del Valle se encuentra esta hermosa villa veraniega, ubicada en los faldeos del Ñuñorco, a 95 km de la Capital y a 2.060 mts sobre el nivel del mar. Su terreno accidentado y lo empinado de sus calles y caminos bordeados de álamos y sauces, transforman a esta Villa en un lugar especial, de características inolvidables.
Lago El Mollar
El lago la angostura o embalse La Angostura es un lago artificial que esta a una altitud de 2.137 msnm, embalse de aguas dulces producido por el dique de La Angostura, ubicado en la provincia argentina de Tucumán. Se encuentra al pie del Cerro Nuñorco, en la margen sur del embalse, el dique fue construido en la década del 70.
Está rodeado de las escarpadas y frecuentemente nevadas sierras del Aconquija al sur (con altitudes de 5.000 msnm) y las Cumbres Calchaquíes al norte. El valle de Tafí inmediatamente al noroeste y la lujuriante quebrada de los Sosa inmediatamente al sudeste. En la orilla sur de este lago se ubica la población de El Mollar y en sus proximidades el Parque Provincial de los Menhires. Se dice que en este dique vive una criatura el cual se calcula su medida entre 10 o 12 metros , solo sale a la superficie de noche y muchas personas informaron este avistamiento.
Reserva arqueológica Los Menhires
La reserva arqueológica Los Menhires se encuentra en la localidad de El Mollar, en el departamento Tafí del Valle, en la provincia de Tucumán, Argentina; a 107 km de la capital provincial San Miguel de Tucumán. Contiene una antigua manifestación cultural en territorio argentino: los Menhires, enormes piedras de granito talladas y transportadas hace 2 mil años por sus habitantes. El Parque Provincial Los Menhires está en las estribaciones del Valle de Tafí, frente al dique La Angostura, en cercanías de la localidad de El Mollar y prácticamente sobre la ruta provincial 307.2Este emplazamiento con un grado de protección prácticamente nulo, fue el motivo por el cual desaparecieron muchos de los menhires que originalmente estaban en la zona.
Dique La Angostura
Este dique fue construido en una inmensa depresión del Valle de la Angostura. Ofrece opciones como la pesca deportiva del pejerrey y los deportes náuticos. Desde esta zona, se puede ver gran parte del imponente valle, en el que cambia el verde anterior por una vegetación de tipo agreste, xerófila y baja.
Abra del Infiernillo
El abra de El Infiernillo es un paso montañoso de 3042 msnm en la provincia de Tucumán que une el valle de Tafí con los Valles Calchaquíes. El Infiernillo se encuentra en el noroeste de la provincia, sobre la ruta provincial 307, a 22 km al norte de Tafí del Valle y a 34 km al sur de Amaicha del Valle. Este lugar, es el punto más alto transitable de la provincia de Tucumán, es hogar de unas pocas familias de pastores de llamas y ovejas. También es el refugio de varias especies de animales en peligro de extinción, como el gato andino y la taruca. También, sobre la ladera norte, se pueden encontrar cardones a ambos lados de la ruta.
El paraje cuenta con un mástil donde ondea la Bandera Argentina, un pabellón que es cambiado por la Dirección Provincial de Vialidad, cada 20 de junio por el desgaste que sufre por las inclemencias del tiempo, junto a ella también, flamean las banderas de la provincia de Tucumán y la Wiphala, bandera de Pueblos Originarios.
Monumento al Indio
El Chasqui, más popularmente conocido como Monumento al Indio o el Indio, es una escultura de 6 metros de altura emplazada sobre una base de 10 metros y a su vez ubicada a la altitud de 1.100 metros dentro de la reserva provincial Los Sosa en la ruta provincial 307 hacia Tafí del Valle y Amaicha del Valle en Tucumán.
En el basamento de la obra hay una alegoría del "Himno al Sol". En el amanecer un sacerdote indígena se inclina ante el astro y un poeta le ofrece música y canto. También están el amor maternal, simbolizado por una madre y su hijo; el sentir religioso, que encarna una pareja de promesantes, y un guerrero que deja su lanza y se pliega a la ceremonia. Por fin, “el mandinga” que cae al abismo, representa la luz del sol disipando las tinieblas.
La obra fue realizada por Enrique Prat Gay y fue instalada en enero de 1943. Dicho escultor es el autor del busto de Zenón Santillán ubicado en el edificio de la municipalidad de San Miguel de Tucumán; el de Yrigoyen que está en la escuela del mismo nombre; y el de Nicolás Avellaneda, en el parque Avellaneda. Amigo de Lola Mora, se formó en Italia como ella.
Ruinas de los indios Quilmes
Se ubica a 15 km de Amaicha del Valle y a 182 de San Miguel de Tucumán; su altura es de 1.978 mts sobre el nivel del mar. La antigua ciudad de Quilmes, que albergaba a una enorme población indígena, se hallaba en este lugar (es considerada el más grande asentamiento humano prehispánico de la Argentina). Hoy están allí sus ruinas, restauradas y acompañadas de un museo, en donde pueden encontrarse los vestigios de aquella cultura.A más de 300 años de la migración forzosa de la tribu, un equipo técnico-científico trabajó en la recuperación de las importantes ruinas de la Antigua Ciudad de Quilmes, consideradas como uno de los yacimientos arqueológicos más valiosos del país.
El yacimiento de Quilmes, debió ser relevado en su totalidad, con el fin de poder hacer una ajustada y precisa elección del sector más representativo para ser restaurado. Todo lo hecho pretende dar una clara idea de lo que fue la vida de esa enorme comunidad de valle Calchaquí desde su llegada en una fecha aún no determinada de la época precolombina. Se eligió un sector al pie del cerro denominado Alto del Rey, que muestra el tipo de asentamiento indígena, tanto en lo edilicio-arquitectónico como en su estructura urbanística, teniendo en cuenta la compleja funcionalidad que denuncian los diversos recintos que conforman las viviendas de Quilmes.
Capilla de San Josá de Lules y ruinas de Lules
A fines del siglo XVII los jesuitas se asentaron en los terrenos de Jesús del Monte de Lules, donde construyeron, en cal y ladrillo, un conjunto múltiple a orillas del Río Lules: capilla, sacristía, aposentos, refectorio, despensa, aulas, talleres. Fue en este establecimiento donde por primera vez en la provincia se cultivó y transformó la caña de azúcar. Los jesuitas obtuvieron miel y azúcares empleando trapiches de madera, movidos por bueyes. Este sistema, que se extendió a diversos establecimientos agrícolas de Tucumán, estuvo en uso hasta 1880, cuando empezó a emplearse el sistema a vapor. Hacia 1775 el conjunto pasó a poder de los dominicos. El antiguo establecimiento jesuita fue asiento de la Caballería durante las Guerras de la Independencia. Allí descansaron Fray Justo Santa María de Oro, Manuel Belgrano y José María Paz.. La capilla, de una sola nave, se destaca en el conjunto, realzada por dos torres campanarios que flanquean el ingreso. La fachada neoclásica fue construida por los dominicos en la segunda mitad del siglo XIX.
Tafí del Valle
Este magnífico valle cercado de cumbres se ubica a unos 107 km de San Miguel de Tucumán y a 1.976 mts sobre el nivel del mar.
Una vegetación incomparable acompaña al viajero que se proponga visitar Tafí del Valle, selvas subtropicales y también bosques de altura, con flores que varían según la estación, representan tan sólo una parte de las maravillas que esta región ofrece. Entre sus mayores atractivos también se cuenta el río Los Sosa, con sus rápidos y cascadas y además de la belleza, se presenta como una buena posibilidad para los amantes de la pesca. Cualquier época del año es adecuada para visitar Tafí del Valle.
Estancia Jesuitica de La Banda
Es una de las atracciones de Tafí del Valle. La Capilla de la Banda perteneció a los jesuitas y fue construida en el siglo XVIII. Actualmente bien conservada, guarda en su interior muebles de antaño, imágenes talladas, pinturas y piezas de platería cuzqueña y otros objetos de arte indígena prehispánico. En esta zona se desarrolló la cultura Tafí, la más antigua del norte argentino, de cuyos asentamientos se conservan restos diseminados por todo el Valle. El primer dato que se tiene sobre el lugar es que fue otorgado por Merced Real, en 1617, al vecino feudatario y encomendero Melián L. y Guevara. En 1718 la Compañía de Jesús adquirió estos terrenos para establecer una estancia. Expulsados los jesuitas, esos bienes se remataron y el valle fue dividido en varias estancias. La Banda fue adquirida como "Potrero del Rincón" por Julián Ruiz Huidobro. La Estancia de La Banda está integrada por una amplia vivienda, capilla, aposentos de servicio y un molino hidráulico, construidos y sucesivamente modificados en diversas etapas, hasta el agregado de dependencias en estilo neocolonial, hacia 1940.
En la casa veranearon y residieron el presidente Nicolás Avellaneda y varios de los gobernadores de Tucumán. En la década del ´70, pasó a la Provincia, que restauró el conjunto y estableció allí el Museo Histórico y Arqueológico
Valles Calchaquies
A partir de Acheral, en el departamento de Monteros, el paisaje comienza a transformarse. La llanura se convierte, lenta pero sostenidamente en una selva de espesa vegetación que en buena parte cubre las orillas del río Los Sosa, acompañando al viajero a lo largo de casi todo el trayecto hasta alcanzar alturas superiores a los 2.000 mts.