De las iglesias católicas
la más importante es la Basílica de San José de Flores, de estilo
romántico, con una preciosa cúpula con techo de pizarra, sostenida
por 4 columnas jónico-corintias; está ubicada en la Av. Rivadavia
6950.
Otras iglesias católicas
son la de Nuestra Señora de la Misericordia, en Directorio 2118;
la de Santa Clara, en Zuviría 2631; Ntra Sra. De la Visitación,
en Páez 2871 y la iglesia Reina de los Apóstoles en Avellaneda 2679.
Son de destacar en
este "especial " barrio de Flores, los diferentes templos
pertenecientes a otras religiones, especialmente las sinagogas,
ya que hay una comunidad judía muy grande que, venidos desde Damasco
y Alepo, se insertaron en Flores de una manera distinta a la de
otros lugares.
Han crecido, y se han
desarrollado y no han querido emigrar. Se han aquerenciado y las
nuevas generaciones aún siguen afincadas en el lugar, especialmente
en la calle Avellaneda entre Nazca y Campana y sus adyacencias.
Además de fomentar el comercio y la industria, construyeron el templo
de la calle Avellaneda al 2800, la sinagoga de la calle Morón al
3000 y el "Bet Am" de Bilbao al 3000. Fundaron la escuela
integral "Maimónides" y "Puertas de Sión", con
su sinagoga, en Helguera 354.
Los armenios también
se establecieron fuertemente en el sur de Flores, construyendo un
barrio de 200 casas. Se dedicaron al calzado y a la construcción,
compitiendo con los italianos que eran famosos en el ramo.
También se los conoció
como "tacheros" por su habilidad para arreglar ollas,
palanganas y otros objetos metálicos por el estilo. Fundaron la
Iglesia Armenia Santa Cruz de Varak, en José Martí y el colegio
"Arzfuní".
Hablando de las distintas
comunidades, no se puede dejar de mencionar a la vasca, tan ruidosa
como pintoresca. Agrupados cerca de la estación, esperaban los tachos
de leche para repartirla a caballo, con sus boinas negras, sus clásicas
alpargatas y sus anchos pantalones ceñidos en el tobillo sostenidos
por la ancha faja en la cintura. Eran típicos frecuentadores de
pulperías y boliches. Así fueron creciendo esos locales con nombres
que luego jamás se olvidarían, como la del Vasco Milonga, la del
Colorado, la de la Vasca.
La avenida Rivadavia,
antes llamada El Camino Real, es su columna vertebral, el corazón
del barrio, en la que se concentra gran parte del comercio y actúa
como corredor urbano. Es la que divide Flores Norte de Flores Sur.
La primera es la zona alta donde se encuentra el casco fundacional
del barrio. Hacia el sur, la zona baja, inundable, llamada Bañadón
de Flores o Bajo Flores, que constituye la zona más pobre.
Alrededor de la Basílica
de San José, son únicos de la ciudad por su forma, tres pasajes
peatonales formados en las calles Slala, Pescadores y Espejo. |
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Pasaje
Pesacdores |
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El
tradicional cine Rivera Indarte |
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Casa
de Robertro Arlt |
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Estación
de Tren con murales al fondo |
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Monumento
a Pueyrredoón |
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Casa
de Baldonero Fernandez Moreno |
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Hacia 1857, la
habilitación al público del Ferrocarril del Oeste incrementó el
desarrollo de San José de Flores, pues el paseo en tren se convirtió
en una moda para las familias de clase alta, que comenzaron a edificar
en la zona sus casas de recreo. En noviembre de 1860, los hermanos
Antonio, Gregoria y María Marcó del Pont compraron los terrenos
donde se asienta la quinta, que, según algunos investigadores, se
construyó ese año, en tanto otros consideran que ya existía antes
de la llegada del ferrocarril. Huyendo de la epidemia de fiebre
amarilla que azotó a Buenos Aires en 1871, don Antonio Marcó del
Pont instaló su residencia familiar permanente en esta casa. Experto
él mismo en la materia, Marcó del Pont solía reunir en sus salones
a personalidades relacionadas con la numismática argentina, como
Bartolomé Mitre y Alejandro Rosa. Durante la Revolución del '80,
funcionó allí un "hospital de sangre", y desde 1913, el
atelier del pintor Ventura Marcó del Pont. En 1929, fue vendida
a la empresa "Ferrocarril Oeste de Buenos Aires". El edificio,
italianizante, tiene una planta en forma de "U", dispuesta
en torno a un patio central. La fachada presenta un pórtico central,
con columnas apareadas de capitel dórico y fuste liso, que enmarca
la galería del frente. La propiedad está rodeada por un cerco perimetral
con pilares de mampostería y rejas. |
En 1938 el poeta
Baldomero Fernández Moreno compró esta vivienda, a estrenar, en
el barrio de Flores, en la zona conocida como "de las casitas baratas".
Lo hizo con los veinte mil pesos que obtuvo al ganar ese año el
Premio Nacional de Poesía. Construida con su perímetro libre en
el terreno, la casona, de estilo afrancesado, con techos de mansarda,
conserva todos sus componentes originales. En la fachada principal,
precedida por un jardín, se destaca el balcón sobre la puerta de
entrada, y una serie de molduras con figuras de hojas y flores.
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