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Hilario
Lagos |
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Militar federal,
comandante de Rosas.
Después de Caseros, condujo la rebelión de quienes en Buenos Aires
querían unirse a la Confederación de Urquiza.
Nacido en Buenos Aires, Hilario Lagos se unió a los húsares de esa
ciudad en 1824 y dedicó la mayor parte del resto de su vida a la
carrera militar; durante la década de 1830 luchó en diversas campañas
contra los indios del sur de la provincia de Buenos Aires; en 1840 fue
incorporado al ejército de Rosas bajo Oribe para luchar contra las
invasiones unitarias conducidas por el general Juan Lavalle; se
distinguió igualmente por su coraje en la batalla como en su
caballerosidad desplegada luego de sus victorias en Quebracho Herrado y
Famaillá; después de su regreso a Buenos Aires, se lo asignó, con una
división, al ejército de Urquiza en Entre Ríos, donde permaneció
hasta que este último se pronunció contra Rosas. |
Renuente a la idea de volverse contra Rosas,
el coronel Lagos obtuvo un permiso de Urquiza para regresar a Buenos
Aires; en Caseros comandó una división de caballería del ejército de
Rosas; fue uno de los últimos en abandonar el campo de batalla.
Desaparecido Rosas, Lagos apoyó a Urquiza
y a su idea de una organización nacional verdaderamente federal de las
provincias; calificado de "auténtico federal", fue uno de los
conductores del grupo "chupandinos", compuesto por ciudadanos de
Buenos Aires que deseaban unir sus provincias hermanas en la Confederación;
a fines de 1852, cuando la provincia de Buenos Aires rehusó aceptar el
Acuerdo de San Nicolás y cooperar en el congreso constituyente reunido en
Santa Fe, estalló un conflicto entre los provinciales de Buenos Aires y
los porteños de la ciudad; asumiendo el liderazgo de este movimiento,
Lagos intentó usar esta fuerza para introducir a Buenos Aires en la
Confederación; mediante un golpe de Estado provocó la renuncia de Valentín
Alsina como gobernador (tanto por razones políticas como personales) y
luego presentó el movimiento a Urquiza, invitándolo a hacer uso de estas
fuerzas para incorporar a la provincia de Buenos Aires a la Confederación
con las otras trece provincias.
Urquiza que esperaba utilizar la diplomacia y la negociación antes que la
fuerza se sintió sumamente molesto por esta situación; sin embargo, la
ciudad de Buenos Aires fue sitiada por Lagos durante siete meses; luego
las fuerzas sitiadoras se disolvieron cuando la ciudad, haciendo uso de su
arma defensiva más poderosa -el dinero- sobornó al comodoro John Halsted
Coe, marino mercenario norteamericano que había comandado las fuerzas
navales del bloqueo de Urquiza en el Río de La Plata, y posiblemente a
algunos de los sitiadores de tierra; muchos de los soldados de Lagos
manifestaron resentimiento hacia la federación de Buenos Aires.
El Congreso exigía que la paz fuera negociada y los diplomáticos británicos
y norteamericanos ofrecieron sus servicios para el arreglo de esta situación;
se concedieron algunas amnistías, pero muchos de los dirigentes más
recalcitrantes fueron exiliados; también lo fue el coronel Lagos, que
despojado de su rango militar y privado de sus propiedades fue a Santa Fe;
en 1857 el gobierno de Buenos Aires ofreció restituirle su rango, así
como la totalidad de sus privilegios militares si se avenía a cooperar en
la lucha contra las crecientes depredaciones indias en el sur; rechazó
este ofrecimiento prefiriendo compartir la suerte de sus compañeros de
exilio; más tarde regresó a su ciudad nata, donde murió en 1860.
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