Primer obispo de Tucumán.
Nació en Portugal; llegó a Perú donde estudió y se ordenó fraile
dominico; fue enviado a Roma por los dominicos de Perú como su
representante legal; ganó el respeto de las autoridades eclesiásticas
y fue nombrado obispo de Tucumán.
Inició sus tareas en Santiago del Estero (sede del episcopado
establecida en 1570) con entusiasmo; visitó los dispersos poblados y
fomentó la expansión de la obra misionera entre los indios de la región;
trajo a los primeros jesuitas del Perú para unirse a los misioneros de
otras órdenes.
Importó misioneros del Brasil, junto con provisiones muy necesitadas en
la región tucumana; por ello, se le adjudica haber abierto el comercio
entre Brasil y Tucumán; el obispo Victoria rápidamente se convirtió
en una figura polémica y se vio complicado en la política tumultuosa
de la región en esa época; fue obligado a irse debido a un conflicto
directo con el gobernador Lema.
Fue acusado de avaricia y codicia y él hizo contraataques en lo que fue
el primer conflicto argentino entre la Iglesia y el Estado; finalmente,
ambas partes elevaron el caso a la Corona española en donde fray
Victoria fue absuelto.
Murió en Madrid; su memoria permaneció honrada en la historiografía
de Tucumán por la cantidad de obras que pudo realizar con el
establecimiento de las bases para el trabajo organizado de la iglesia
entre los habitantes y por la evangelización entre los indios.
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